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Me alegro que visites mi blog...me interesa tu opinión, comentario.



La idea es hacer una sintesis, sobre las distintas disciplinas en las que me he formado (gestalt, psicodrama, zen, relaciones humanas, arte).

Estoy convencida que mirar el mundo y la realidad desde esta perspectiva es vital para vivir presente en nuestro aqui y ahora...con todo lo que trae, que seguramente es mucho.
Las posibilidades se amplian, la creatividad surge y nuestra cotideaneidad pasa a ser una aventura que vale la pena vivir.

Te ofrezco la posibilidad de participar de las distintas actividades. Si es de tu interés contactate conmigo vía mail o teléfono.

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domingo, 22 de abril de 2012

TRABAJO CON LA SOMBRA

Transcribo a continuación unos párrafos del libro de Connie Zweig y Steve Wolf "Un romance con la sombra" (editorial Plaza y Janes, por que me pareció de tremenda actualidad....el miedo de nuestra sociedad a lo feo, lo viejo, lo que no está bien visto (obviamente representando un paradigma de eterna juventud, imposible de alcanzar) y que además impide que nos contactemos con el poder de nuestro "lado oscuro". Vale aquí hacernos un par de preguntas....¿Para qué nos sirve responder a estas presiones? Qué es lo que tratamos de ocultar? y siendo un poco más audaces tratar de responder Qué pasa si accedo a eso que pugna por salir a través de los sueños, enfermedades, síntomas? Es la clave del trabajo terapeútico: a través del uso de máscaras, de la gestalt, el psicodrama, el trabajo con los sueños, nos permitirá "asirnos" a nosotros mismo y estar íntegros como personas. Hasta la próxima!

TRABAJO CON LA SOMBRA

En la única novela de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gay, el personaje principal Dorian, un joven hermoso y vanidoso que vive en la Inglaterra del siglo XIX, ve un retrato de sí mismo que lo asombra por su belleza y excelencia. De inmediato quiere permanecer joven e intacto para siempre, sin imperfecciones ni signos del paso del tiempo. Para ello hace un pacto con el diablo: todo los signos del paso de los años y de la degeneración, hasta las marcas de su avaricia y su crueldad, aparecerían en la pintura y no en su propio rostro. Y la pintura queda oculta para que nadie la vea. Pero de tanto en tanto, la curiosidad lo tienta. El joven saca el retrato de la oscuridad con cautela y le echa un vistazo, y solo descubre que el rostro de la pintura se vuelve cada vez más repugnante. Todos somos como Dorian Gray. Queremos mostrar al mundo un rostro hermoso, inocente, una conducta amable y correcta, una imagen juvenil e inteligente. De esa forma, inadvertida pero inevitablemente, sacamos de nosotros mismos las cualidades que o conviene a nuestra imagen, que no aumentan nuestra autoestima ni nos permiten vivir con orgullo sino que, por el contrario, nos producen vergüenza y nos hacen sentir pequeños. Arrojamos a la caverna oscura del inconsciente todos esos sentimientos que nos producen molestia, el odio, la rabia, los celos, la avaricia, la competencia, la lujuria, y aquellas conductas que condena la cultura: la adicción, la pereza, la agresividad, la dependencia, creando así lo que podría llamarse el contenido de la sombra. Como el retrato de Dorian, esas cualidades cobran vida propia y dan origen a un gemelo invisible que vive detrás de nuestra vida, o al lado, pero que no es completamente extraño.