ENTRE LA GESTALT Y EL ZEN

Qué difícil en una sociedad que nos propone correr permanentemente tras objetivos, donde somos a partir de lo que tenemos o logramos, que nos bombardea con información (como dice poética y hermosamente Oliverio Girondo”….pienso en donde guardaré los quioscos, los faroles, los traseuntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar….Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda.”), que difícil decía, es simplemente sentarse, sin esperar nada.
Esto de manera muy sintética (y sin entrar en lo complejo de su filosofía) es
lo que propone el budismo zen a través del zazen (meditación sentado)
El maestro Deshimaru decía que la esencia del budismo se encuentra en la práctica del zazen.
“….si no tenéis la experiencia del zazen no podeis comprender nada del Zen. Sin zazen nada es Zen. ….se puede disertar sin fin sobre las cualidades de un vaso de agua. Se puede decir que está fría, caliente, que es H2O, que es agua mineral y no vino..etc. Zazen es, llanamente, beber el vaso.
Hermosa imagen para resumir lo vital de ésta filosofía. Llevándolo a nuestro mundo y a lo cotidiano…..experimentar, no hablar acerca de…o suponer, o imaginar. VIVIR estar AQUÍ Y AHORA, dejando de lado nuestra cabeza y volviendo a los sentidos (como decía Perls), cerrar situaciones inconclusas que nos atascan en el pasado, no permitiéndonos disponer de esa energía para la vida, la creatividad, la espontaneidad.
Cómo conectar con eso que somos, nuestro cuerpo? Hacernos responsables de lo que sentimos, dándole la posibilidad a las emociones y sentimientos que se manifiesten, sin tener miedo a no ser queridos (razón básica por la cual nos alejamos de nuestra esencia y armamos una “persona”, en el significado griego de la palabra que implica la máscara que pacientemente nos fuimos construyendo a la lo largo de la vida, para ser aceptados por el otro, perdiéndonos en ese juego a nosotros mismos.)
Cómo hacer para traernos de nuevo a casa? A ese espacio interno, que por muy alejado que estemos, sigue insistiendo en ser escuchado?
Hagamos de nuestra vida cotidiana un ejercicio para retomar o descubrir nuestro centro. Cada tanto (yendo en el subte, mientras caminamos, en la oficina, mientras almorzamos) cerremos por un segundo los ojos y preguntémonos: cómo estoy? Cómo está mi cuerpo? Que estoy haciendo?
5 minutos, no más, para empezar a contactarnos.
SER la vida y no dejar que ésta pase por al lado, despertar a lo que sentimos para hacernos responsables de lo bueno y disfrutar a fondo o de lo malo para poder transformarlo…..
Comencemos a dejar lastres .
Lo único que ciertamente tenemos es el tiempo y éste no es eterno, a pesar de nuestras fantasías omnipotentes. Tan simple como eso.
Te propongo que lleves las manos al corazón y en voz baja llamate…cuando sientas que hizo eco, decì: Acá estoy….
Y esa quizás pueda ser una manera amorosa de empezar a traerte de vuelta.