cuento zen

El maestro Dogen había ido a China para encontrar la verdadera sabiduría, para comprender el Zen. Pero no había conseguido comprenderlo a pesar de haber estudiado muchas cosas. La civilización budista Zen, estaba por esa época muy escindida en China y él había recorrido templo tras templo. Sim embargo no estaba satisfecho de la enseñanza que habia recibido y quería volver a Japón. Un día llegó a un templo pequeño. Era verano y hacía mucho calor. Encontró a un monje muy anciano que estaba trabajando bajo el sol. Su trabajo consistía en secar champignones, Los extendía por el suelo bajo un sol abrasador a pesar de su edad.
Al ver esto, el maestro Dogen le hizo una pregunta:
Usted es un monje anciano y un superior…por qué trabaja? Hoy hace mucho calor, hágalo otro día.
Dogen era muy joven. Laq respuesta del monje anciano, muy interesante, se convirtió en una respuesta histórica del Soto Zen.
El monje le dijo: Joven, Ud. ha venido al Japón.d. es inteligente y comprende el budismo, pero no comprende la esencia del Zen. Si no hago esto, si no trabajo aquí y ahora, quién podría hacerlo? Yo no soy ud., yo no soy los demás. Los demás no son yo.
Por eso los demás no pueden experimentarlo. Si no trabajo, si no lo experimento aquí y ahora, no podré comprenderlo. Si un joven me ayudara a trabajar, si yo me limitara a mirarlo, no podría tener esta experiencia de secar champignones. Si yo dijera: Haz esto o aquello, ponelo allá o acá, no podría experimentarlo yo mismo. No podría comprender el acto de éste aquí y ahora……
Por que los seca hoy? Hágalo otro día.
Aquí y ahora es muy importante. No se pueden secar los champignones otro día. Si se pierdeeste momento no se podrán secar. Es necesario que haga calor. Es preciso hacerlo hoy. Mañana puede llover o el sol no ser tan fuerte. Bueno ahora váyase. Tengo que trabajar.
“Yo no soy los demás y los demás no son yo”…….había estudiado en los libros, había buscado con su cerebro y pensaba continuamente, pero en ese momento comprendió…
Si no experimento, no podré comprender el verdadero Zen. El Zen no puede ser comprendido por el cerebro.